Villa histórica,
monumental, escultórica y paisajística
Villa
de las Ferias
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MUSEO
DE LAS FERIAS PIEZA DEL MES DE JULIO Y AGOSTO DE 2014 |
03-07-14 - Pieza del mes de julio y agosto de 2014
La Fundación Museo de las Ferias.
Presentación del cuadro de Isabel Guerra:
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Y el almendro floreció Muerte de Santa Teresa en brazos de Ana de San Bartolomé |
Como "Pieza del Mes" de julio y agosto de 2014
Mañana, viernes 4 de julio, a las 11’30 h. en el Museo de las Ferias, se presentará a los medios de comunicación este lienzo de la pintora Isabel Guerra, como “Pieza del Mes” de julio y agosto, iniciándose de este modo las actividades que nuestra Institución tiene previstas para conmemorar el Quinto Centenario del Nacimiento de Santa Teresa. Sor Isabel Guerra, religiosa cisterciense, es una de las más reconocidas representantes españolas de la pintura hiperrealista contemporánea, cuyos cuadros, en los que abundan retratos, bodegones y escenas cotidianas de luces sorprendentes, se exponen en numerosos museos de todo el mundo.
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Pieza del Mes: Y el almendro floreció. Muerte de Santa Teresa en brazos de Ana de San Bartolomé |
En este lienzo de extraordinario realismo y primorosa ejecución, se recoge el momento de la muerte de Santa Teresa en brazos de quien fuera su más cercana compañera, Ana de San Bartolomé, fundadora de varios monasterios en Francia y Flandes, y consejera de la Gobernadora de los Países Bajos Isabel Clara Eugenia; al mismo tiempo –según se recoge en las biografías de la Santa- un almendro seco de la huerta del convento de Alba, que llevaba muchos años sin dar fruto, florece de forma milagrosa. Cabe recordar que la beata Ana de San Bartolomé mantuvo un estrecho contacto con las carmelitas descalzas de Medina; hasta el punto de enviar a la comunidad medinense, desde Bruselas, las imágenes de la célebre Vida de Santa Teresa (A. Collaert y C. Galle Amberes, 1613) pilar fundamental de la iconografía teresiana, de la cual fue promotora. Asimismo, se conservan de ella en nuestro monasterio cinco cartas originales autógrafas.
Junto con este cuadro, se expone una cruz de celda de finales del siglo XVI, procedente del monasterio de carmelitas descalzas, de similar factura a la que suele aparecer en las representaciones del Tránsito de Santa Teresa.
El ciclo “La Pieza del Mes” cuenta con el patrocinio de la Diputación de Valladolid
Más información e imágenes en: www.museoferias.net/julioyagosto_2014.htm
Y el almendro floreció. Muerte de Santa Teresa en brazos de Ana de San Bartolomé
Isabel Guerra
2008
Óleo sobre lienzo / 144 x 220 cm
Asociación Amigos de Ana de San Bartolomé
Y el almendro floreció representa la muerte de Santa Teresa en brazos de su querida compañera, confidente y enfermera, la beata Ana de San Bartolomé. Incluye el hecho extraordinario que nos transmite la tradición carmelitana al respecto: en el momento de la muerte de la Santa, en el frío otoño de Alba de Tormes, un almendro de la huerta del convento, que jamás había florecido, se cubrió inesperadamente, por primera y última vez, de un manto blanco de flores.
La obra, en principio realista –tanto el escenario como los elementos de su ambientación son totalmente fieles a los detalles de la vida conventual de la Castilla del siglo XVI-, tiene un claro contenido simbólico, un mensaje que se manifiesta no sólo en el prodigio del almendro, siempre interpretado como signo del gozo del tránsito de su alma a una vida superior, sino también en la belleza de la luz.
La luz, elemento característico de toda la producción de la artista, inunda la escena irradiando desde el ángulo superior izquierdo de la misma. Su origen es una visión celestial, la gloria que aguardaba a Teresa, enviada por Dios como consuelo a la afligida Ana, y que se intuye, en todo su esplendor, por su arrobada expresión. El hecho es así testimoniado por la Beata en su Autobiografía (Amberes 6, 19):
Y como el señor es tan bueno y veía mi poca paciencia para llevar esta cruz, se me mostró en toda la majestad y compañía de los bienaventurados sobre los pies de su cama. Que venía por su alma. Estuvo un credo esta vista gloriosísima, de manera que tuvo tiempo de mudar mi pena y sentimiento en una gran resignación y pedir perdón al Señor y decirle: “señor, si Vuesa Majestad me la quisiera dejar para mi consuelo. Os pidiera, ahora que he visto su gloria, que no la dejéis un momento acá”. Y con esto expiró y se fue esta dichosa alma a gozar de Dios, como una paloma.
La fuerza de la luz perpetúa el momento, lo eterniza y sume en una intemporalidad que fluye desde un claro amanecer a un ocaso radiante.
La autora de la obra, Isabel Guerra (Madrid, 1947), es, a día de hoy, uno de los valores más sólidos de la pintura española contemporánea. Académica Correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo y Académica de Honor de la Real Academia de Bellas Artes de San Luis de Zaragoza, se define como autodidacta, pues desde el primer momento ha querido buscar su propio estilo. Se concreta éste en una pintura hiperrealista, de exquisita ejecución, en la que los temas cotidianos, llenos de sencillez y armonía, nos remiten a una paz interior sólo posible en la trascendencia. Descubre con humildad y amor, en las cosas de cada día, el anhelo de lo absoluto e infinito que llevamos dentro y le da una fuerza espiritual. Bien-verdad-belleza, son los términos de la ecuación en que basa su arte, una pintura para mirar y sentir más allá de las apariencias.
Alejada de la tradición pictórica religiosa, el amor hacia las cosas y su evidencia de un significado más profundo, acaba convirtiendo su pintura en una confesión de creencias y una forma de oración.
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Cruz de celda
Anónimo castellano
Finales del siglo XVI
Óleo sobre madera de palosanto y hueso |
Las representaciones pictóricas de la muerte de Santa Teresa se inician con el grabado dedicado a este tema perteneciente a la Vida de Santa Teresa de A. Collaert y C. Galle (Amberes, 1613), serie de aguafuertes en cuya concepción intervino directamente Ana de San Bartolomé. En ellas se suele representar a la Santa abrazada a un crucifijo o una “cruz de celda”, objeto devocional muy frecuente en los conventos de carmelitas; la “cruz de celda” pintada que exponemos pertenece al monasterio de San José de Medina del Campo y por sus características de estilo puede fecharse en los últimos años del siglo XVI. En el anverso de la cruz aparece un Crucificado expirante que eleva la mirada a lo alto, presenta los brazos muy extendidos y las manos semiabiertas; bajo sus pies la “calavera de Adán” recuerda la simbólica tradición, muy difundida en la Edad Media, según la cual el primer hombre estaba enterrado en el mismo lugar donde fue crucificado Jesús.
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05-07-14 - 'Y el almendró floreció', pieza del mes del Museo de las Ferias
El lienzo muestra a Santa Teresa de Jesús y Ana de San Bartolomé en el momento final de la doctora de la iglesia
P. G. | MEDINA DEL CAMPO
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Presentación lienzo: Y el almendro floreció
Muerte de Santa Teresa en brazos de Ana de San Bartolomé |
Un cuadro hiperrealista que lleva por título 'Y el almendro floreció', que recoge el momento de la muerte de Santa Teresa de Jesús en brazos de quien fuera su más cercana compañera, Ana de San Bartolomé, será la pieza de los meses de julio y agosto en la Fundación Museo de las Ferias de Medina del Campo. La institución da así el pistoletazo de salida a las actividades previstas para conmemorar el Quinto Centenario del Nacimiento de la doctora de la iglesia.
La obra, perteneciente a la religiosa cisterciense, Sor Isabel Guerra, es una un gran óleo que de manera habitual se encuentra expuesto en una de las capillas de la Catedral de Toledo y la autora es una de las más reconocidas representantes españolas de la pintura hiperrealista contemporánea, cuyos cuadros, en los que abundan retratos, bodegones y escenas cotidianas de luces sorprendentes, se exponen en numerosos museos de todo el mundo.
En este lienzo calificado por el director del Museo de las Ferias, Antonio Sánchez del Barrio, cómo «de extraordinario realismo y primorosa ejecución», plasma el momento de la muerte de Santa Teresa en brazos de Ana de San Bartolomé, fundadora de varios monasterios en Francia y Flandes, y consejera de la Gobernadora de los Países Bajos Isabel Clara Eugenia.
Además de la imagen triangular de las dos mujeres, lo que más destaca de esta obra es el almendro que la religiosa plasma de manera magistral. Según se recoge en las biografías de la santa un almendro seco de la huerta del convento de Alba, que llevaba muchos años sin dar fruto, floreció de forma milagrosa en el preciso momento que falleció la doctora de la iglesia que se muestra en el cuadro con el crucifico original y sin arrugas en su rostro.
Asimismo y según recuerdan desde la Fundación Museo de las Ferias, hay que recordar que la beata Ana de San Bartolomé mantuvo un estrecho contacto con las carmelitas descalzas de Medina, hasta el punto de enviar a la comunidad medinense, desde Bruselas, las imágenes de la célebre Vida de Santa Teresa (A. Collaert y C. Galle Amberes, 1613) pilar fundamental de la iconografía teresiana, de la cual fue promotora. Asimismo, se conservan de ella en la segunda fundación de Santa Teresa cinco cartas originales autógrafas.
Junto con este cuadro, se expone una cruz de celda de finales del siglo XVI, procedente del Monasterio de carmelitas descalzas, de similar factura a la que suele aparecer en las representaciones del Tránsito de Santa Teresa.
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